CON VIENTO FRESCO 2019

Las Bodegas Ziríes están situadas en Cuerva, un municipio español a 30 kilómetros al sur de Toledo.
Los protagonistas de esta historia son Javier Castro y la enóloga Sonia López, dos amigos que deciden aunar fuerzas para trabajar conjuntamente en un proyecto original y propio. Es así, trabajando mano a mano en cada parte del proceso, como consiguen crear garnachas fieles a sus tierras de origen y con una personalidad propia. Y es que, excepto el arado de las viñas, todos los procesos de la bodega son realizados por ellos mismos con la ayuda adicional de amigos.

No en vano, por su dedicación y cuidado de las tierras, la bodega ostenta desde 2012 la certificación ecológica tanto en los viñedos como en los vinos.

Su repertorio total cuenta con una producción anual de entre 7.000 y 9.000 botellas. En cuanto a la vinificación, elaboran el vino en depósitos de acero inoxidable y tinas de plástico alimentario. Además, cuando la añada lo permite, en Ziríes usan de un 20% a un 30% de raspón, pisando, con sus propios pies y a modo tradicional, las uvas con racimo icluído, sin despalillar. Estas uvas se fermentan posteriormente con levaduras autóctonas y solo se añade sulfuroso en dosis mínimas. Por su parte, para la crianza se utilizan barricas de roble francés, de edades entre los 7 y los 9 años, y con capacidades de 300 y 500 litros.

Para conseguir la mejor expresión de sus materias primas, en Bodegas Ziríes dedican mucho tiempo a las vides para intentar descifrar las necesidades de cada una y poder sacar a relucir el inmenso potencial que nos deparan.